viernes, 24 de octubre de 2008

A tientas contra farolas

Frio. Noche a las 7 de la mañana. Esperando un autobús de semejantes indiferentes y autómatas de camino a la oficina. Lágrimas físicas, no emocionales, provocadas por el viento frío que abofetea el rostro amanecido, en el invierno de entresemana. Camino cabizbajo, por la calle, adivinando las farolas, las señales de tráfico, los baches de la calzada. Tirito. Me pregunto por qué los obstáculos, por qué no reventarse la frente contra las farolas, las señales, guiarse por las calles de la ciudad a golpe de empujones, de choques frontales que despierten al vacío y lo adornen con un contenido de un golpe físico, ¿rellena eso el alma? No, la camufla. Lo anodino, soy efímero. La publicidad resalta más que todos los que somos yo. La costumbre volvería los golpes contra las señales, en algo normal.Transformación.Mis vertebras crujen como una galleta pisada por una gran bota. La bota del anonadamiento. Hay palabras que no me sirven. Pero las uso. Cuántas cosas de las que uso no me sirven...Las pastillas, la hora, el tiempo, no me sirven ninguno de ellos por muy altivos que se muestren. El tiempo se burla de mi cuando me arroja fuera de la cama con la autoridad de un despertador. Admiramos a privilegiados millonarios que explotan su imagen y su cuerpo: deportistas, artistas, actores, actrices ...
Seres insustanciales ocupan la televisión con millones de miradas sentadas en el sofá.
Tengo suerte, mis zapatos son nuevos a pesar de la mancha de aceite cuyo origen desconozco. Tengo trabajo, a final de mes me pagan. En un pensamiento de ciencia ficción soy un millonario que compra bolsas de felicidad para consumirlas durante la semana. Son caras. Su contenido escaso. Las unidades de felicidad no se miden por gramos, ni por centímetros cúbicos ni mililitros. Es un imperceptible aire que se esfuma al abrir la bolsa. Es necesario aspirar rápido, y disfrutar... En ese cuento de ciencia ficción, el millonario que soy y que se compra su felicidad envasada, se arruina al tercer día. Y no resucita.Invierto entonces en aire con lo que me queda, y la felicidad es el lujo de los vagabundos que no la buscan, porque respiran con dificultad y el oxígeno no les ocupa los resquicios donde hacemos hueco a los anhelos. Ellos tienen el aire en el que invierto.
Mi habitación, la calefacción, la gata maullando, manifestando su celo de animal doméstico.Pijama,radio,un téléfono pretende reclamar mi atención, su sonido no me mueve un ápice. No se quién es, no se quién soy.
Un portátil testigo de mi imperfección y mi vocabulario limitado. Hay programas de radio dedicados al deporte, a la política, a las confesiones. La televisión es un panfleto. La vida está llena de estos puntos. Y seguido. Relleno los espacios de mi memoria con una tila y la insustancial información deportiva. Los anuncios. Nada de ello me importa. Una vida virtual. Una llamada. Una pregunta. ¿Qué Tal? Otra pregunta ¿Cómo estas? ¿Y quieres que te conteste a semejante insulto? ¿A una pregunta? No me contestes, no pretendo ofenderte. Has perdido poesía. Tu texto parece un puzzle mal colocado. No he querido decir nada. Retrato de un cerebro.
Soy un enigma sin nacionalidad. Un testimonio sin historia, ni contexto. Solo quiero cama y silencio, amiga, si es que existes, amor , si es que estuviste, confianza , si es que se necesita. Tan sólo letras. Apagadas.Letras fugaces sin cielo donde brillar en la oscuridad.
Sexo, muerte, calma, cuna, cama, silencio. ¿Música en un ataud? Un coche.Una carretera.
Sobran accidentes, faltan casualidades. Determinados y perdidos.Generación que todo lo sabe y que todo lo engulle con su orgullo de individuo autosuficiente. ¡Suplicáis por unas vacaciones! Os esclaviza una oposición. La letra, del coche, el seguro. Los muebles. la mudanza, Los libros del colegio de los niños. Los niños. Embarazadas. Escalofrío. Incomprensión ante el vientre . ¿Para qué uno mas? Altivez de la reproducción. Demiurgos del sufrimiento son los amantes que no se protegen, organizan el sufrimiento en un proceso celular que se agiganta y engulle cuanto puede.Interminable. Eterno. Las mismas cuestiones, las mismas inquietudes. Un viaje. El silencio. Un abrazo. Sonríes. Ansías. Suspiras.Llaman de nuevo. Hablas, suspendes el silencio. ¿por dónde ibas? Salvado por la distracción. Desempeño una función esencial: dejo pasar tiempo. Y pasa, y cuando pasa, lo vuelve a hacer y sigo ahi, hasta que me vaya yo, y entonces no habrá tiempo.El humo es buen compañero para este intervalo entre dos sinsentidos. O entre miles de cabezas de ganado. Producción, manipulación, ideas, manifestación, implicación, ¿y la indiferencia? Condenada. Más criminal que el criminal quien se señala en la diferencia. Condenado. Masculino, femenino, blanco, negro, una marca, pies agrietados. Sed, hambre, no sabemos qué son. Palabras prohibidas para quienes no conocen que surgen de hechos que se sufren, o gozan. Banda Sonora de la monotonía. Las mismas caras. La voz es ruido. El canto no es voz, sino música. La voz , instrumento primigenio, pero no música por sí sola, sino por su matiz y orientación.No hace falta gritar para cantar. Piruetas de la composición. Dónde se ha ido el proyecto en el insimismamiento . Interior. Exterior. Hacer. Actuar es perderse. Quietud, planta, farolas otra vez. Poste de Luz, la farola moderna. Piel, tez blanca, frío,aroma, noche, madrugada en fin de semana. Huida de las luces y el acohol de la danza y los baretos. Calor artificial, sábanas. Quiero dormir. Findesemana. Se atrasa el reloj. Acompáñame a soñar de manera inconexa y recuerdamelo mañana. Da igual el dia de la semana. Todos son igual. Somos distintos cada día, pero asesinamos la identidad con los mismos actos. Robots. Puedo continuar con esta carrera de fondo, esprinto, me paro, tomo aire. No es necesario. ¿Y si lo fuera? Cómprate un perro, busca una novia, o deja que te busque. Descúbrete escondiéndote. De veras solo quiero dormir.
Cama, y silencio. Gracias.